LA FUENTE DE MI ALEGRÍA
Mi Devocional de hoy, 02 de junio
“Una cosa he demandado a Jehová, ésta buscaré; que esté yo en la casa de Jehová todos los días de mi vida, para contemplar la hermosura de Jehová, y para inquirir en su templo”. (Salmo 27:4)
Salmos 16
«Guárdame, oh Dios,
porque en ti he confiado.
Oh alma mía, dijiste a Jehová:
Tú eres mi Señor;
No hay para mí bien fuera de ti.
Para los santos que están en la tierra,
Y para los íntegros,
es toda mi complacencia.
Se multiplicarán los dolores de aquellos
que sirven diligentes a otro dios.
No ofreceré yo sus libaciones de sangre,
Ni en mis labios tomaré sus nombres.
Jehová es la porción
de mi herencia y de mi copa;
Tú sustentas mi suerte.
Las cuerdas me cayeron
en lugares deleitosos,
Y es hermosa la heredad
que me ha tocado.
Bendeciré a Jehová
que me aconseja;
Aun en las noches
me enseña mi conciencia.
A Jehová he puesto
siempre delante de mí;
Porque está a mi diestra,
no seré conmovido.
Se alegró por tanto mi corazón,
y se gozó mi alma;
Mi carne también
reposará confiadamente;
Porque no dejarás
mi alma en el Seol,
Ni permitirás que tu santo
vea corrupción.
Me mostrarás
la senda de la vida;
En tu presencia
hay plenitud de gozo;
Delicias a tu diestra
para siempre.»
******
Dios es digno de ser alabado en la hermosura de su santidad. Él nos ofrece ayuda hoy y esperanza para el futuro. La confianza constante en Dios nos alivia y permite que no seamos vencidos por el temor y la soledad.
El temor muchas veces nos envuelve y aprisiona dentro de nosotros mismos; esta confianza, debe estar determinada por Su presencia divina, que nos alumbra y libera de temores llenándonos de luz y esperanza.
Jesús dijo ser la Luz del Mundo y al recibirlo como Señor y Salvador nos llenamos de: alegría, esperanza y seguridad de salvación, que disipan la oscuridad de nuestras vidas. Dios es luz y salvación, la fortaleza de nuestra vida.
Para disfrutar la luz, hoy, debemos como lo hizo el salmista en el pasado, anhelar habitar en Su presencia todos los días de nuestra vida; pero, no todos los que se dicen cristianos cultivan y practican esta vivencia, dejando así apagar la luz; razón por la cual la angustia y temor pueden envolverlos nuevamente, dejando de disfrutar la vida plena que Dios les tiene preparada.
Muchas personas presentan marcas severas, ocasionadas por traumas de la niñez (destrucción del hogar, abandono paterno, maltratos físicos o sicológicos, etc.), que pueden causar dolor y angustia aún en la edad adulta. Dios brinda la solución, y promete ocupar ese lugar vacío llenando nuestra soledad y desplazar el temor.
Estar en la presencia del Señor todos los días ilumina nuestra vida, llenándonos de alegría, por lo que debemos tener la certeza de que en momentos de apremio, él está listo para ayudarnos y librarnos de la angustia. Para disfrutar de esto, debemos aprender a esperar en Dios, el que así lo hace disfruta del maravilloso trato a través del cual nos refresca, renueva y enseña. Utilice los tiempos de espera en el Señor, para descubrir lo que él quiere mostrarle.
HABLEMOS CON DIOS
“Mi buen Señor, hoy me acerco a ti porque anhelo estar en tu presencia, que cada día pueda experimentar tu protección, tu cuidado y el gozo de tu salvación; renuévame, dirígeme y enséñame a disfrutar la vida que tienes preparada para mí, Amén”.
___
FUENTE: Llamado a la confianza / Lolita Cruz de Chamorro. — Bogotá: Publimundo. — 413 p.
Compartir: